Compañías de Vigilancia en Venezuela
Compañías de Vigilancia en Venezuela
(publicado originalmente en Revolucionaldía el 04/08/2011)
Orígenes Internacionales
La seguridad en manos privadas está estrechamente relacionada con el desarrollo de la sociedad industrial. El crecimiento de la población y la urbanización determinaron la necesidad de crear un aparato de vigilancia vinculado a la organización civil y económica de la sociedad. Por ello es que en 1829, fue creado el servicio metropolitano de la policía de Londres para unificar, los dispersos cuerpos existentes en Inglaterra que en muchos casos se constituían por entes privados como las asociaciones de terratenientes, gente de fortuna o personas contratadas por ellos.
En U.S.A. se crearon asociaciones similares hacia 1840. Según Makonen, citado por Gabaldón, el siglo XIX se caracterizó como el de la organización y expansión de los Servicios Policiales en EEUU para afrontar el problema de las “clases peligrosas”, es decir el proletariado, básicamente migrante, creado por la Revolución Industrial (Gabaldón, 1987).
Según Johnston, estas asociaciones surgieron y se desarrollaron en una época en la cual la Justicia Estatal se consideraba ineficiente y arbitraria. Así lo que se conocería como “Vigilantismo”, creado alrededor de 1767, y vigente hasta cerca de 1910, sería una respuesta parecida a los problemas de la Justicia Estatal, siendo que en todas las asociaciones de vigilantes, los líderes eran las personas más adineradas de la comunidad.
La industria de la seguridad privada empieza alrededor de 1850, con la creación de las primeras alarmas, mercandeándose tanto en Inglaterra como en E.E.U.U; cuando Allan Pinkerton (quien dio nombre a lo que hoy es una poderosa compañía) formó un grupo de vigilantes privados para suplir las limitaciones de la policía oficial en el área de Chicago. Esa organización se vio envuelta, durante la Guerra de Secesión, en actividades de espionaje en favor de la Unión, así como en la intimidación y ruptura de huelgas obreras - llegando a disolver 77 huelgas- incluso mediante violencia mortal (Gabaldón, 1987).
Para Becker, citado por Ocqueteau (1986), el empleo de las policías privadas en la sociedad contemporánea debe considerarse una extensión lógica de auto-ayuda institucionalizada en diferentes grados, una respuesta civil a los problemas comunitarios, habiendo el Estado fallado en su misión de proteger al ciudadano. La aparición de la policía privada se explicaría por el proceso de degradación de las relaciones entre el ciudadano y la policía pública.
Otras teorías se concentran en el rol de las policías privadas en la formación de las sociedades capitalistas. Así los criminólogos radicales norteamericanos, partiendo del paradigma del materialismo histórico, revisado y corregido por Althousser, Poulantzas y Milliband, intentaron reconstruir la historia policial anglosajona a la luz de su instrumentación capitalista.
Además, Spitzer y Scull (1977) examinaron las relaciones entre la policía privada y el desarrollo de la economía capitalista, constituyendo tres etapas en el proceso de “privatización del control del delito”. En la fase del capitalismo, se trata de combatir las ideas socialistas reprimiendo el sindicalismo. Otro autor de nombre Gustavo Adrián Herbel (1993) hizo un análisis del marco socio-económico en que surgen nuevas formas de control social, entre las cuales estarían los grupos de exterminio y las corporaciones de protección privada.
Orígenes nacionales
El 10 de octubre de 1958 se crea la primera empresa de vigilancia en el país: Serenos Asociados, fundada por Guillermo Penso y Martín Gornés, (de nacionalidad cubana); luego, Gornés vende su parte a Ramón Montero, empleado de la empresa, razón por la cual éste aparece como uno de los pioneros de la Seguridad Privada en Venezuela. Comenzaron con ocho hombres y a finales de los 90 contaba con 3.000 vigilantes. Para el 17 de octubre del mismo año se constituye otra empresa denominada Servicio PanAmericano de Protección, dedicada al transporte de valores, fundada por Luis Del Pino (también cubano). En agosto de 1963, Nelson Dao funda la empresa Transporte de Valores Caribe, C.A. (TRANSVALCAR). Más tarde se funda Venezolana de Seguridad y Vigilancia (VESEVICA) y en octubre del mismo año Guillermo Penso crea Serenos Metropolitanos. En el año 1966 surgen tres compañías, Guardianes Privados, S.A., (el 12 de abril), VIPRICA, (el 5 de agosto), fundada por Santos Gómez, ex-Director de la Digepol y la compañía de Serenos Industriales y Comerciales, SERINCO (el 23 de octubre), creada por Carlos Cifuentes. Según el testimonio de Ramón Montero cuando surgió Serenos Asociados, en virtud de que no había regulación alguna, las prefecturas concedían a los vigilantes privados, carnets ad-honoren de la policía con lo cual podían usar escopetas.
Franklin Chaparro (1980) opinaba que la expansión del mercado de la Seguridad Privada, verificada en la segunda mitad de la década de los 60, se debe a “la gradual transformación de la población rural hacia la urbana, el crecimiento desordenado de nuestras ciudades y el auge de la guerrilla”. Algunos de los empresarios entrevistados, quienes por razones históricas o familiares están ligados a empresas pioneras (Ramón Montero, Andrés Olavarría y Santos Gómez), atribuyen a este último factor, aunado a la incapacidad del Estado para brindar seguridad, el nacimiento y proliferación de empresas en aquel momento, pero, si se considera que la primera empresa se funda en el año 1958, más precisamente el 10 de octubre, es decir a escasos nueve meses de la caída de Pérez Jiménez, no se puede atribuir su surgimiento “al hampa desbordada”, a la “pavorosa inseguridad”.
El 7 de junio de 1966, cuando existían solo seis empresas, Raúl Leoni, considerando que era necesario “por razones de orden público regular el funcionamiento de las empresas de vigilancia privada”, firma el Decreto 559, a partir del cual se concentra en el Ministerio de Relaciones Interiores las atribuciones de autorizar y supervisar el funcionamiento de las empresas en cuestión. En el año 1973, tiene lugar una experiencia pionera de formación de personal de seguridad. Se trata del Instituto Venezolano de Estudios Criminológicos (IVEC), que tenía dos grandes áreas; la criminológica y el área de seguridad integral, dentro de la cual se creó la Escuela de Vigilancia y Transportistas de Valores. El cuerpo de profesores estaba integrado por connotados personajes del mundo policial -José Gabriel Lugo Lugo, Remberto Uzcátegui, Jack Castro, Fulvio Parodi, Fermín Mármol León- y académico -Orlando Contreras Pulido, Francisco Canestri, Adán Febres Cordero. El 21 de junio de 1974, once Compañías de Seguridad Venezolanas se reúnen y fundan la Cámara Nacional de Vigilancia y Protección-CANAVIPRO, con la intención de conformar un marco institucional para estas empresas y defender sus intereses.
El 14 de enero de 1975, Carlos Andrés Pérez decreta el “Reglamento de los Servicios
Privados de Vigilancia, Protección e Investigación” (Decreto 699), que mantiene en el
Ministerio de Relaciones Interiores las atribuciones de autorización y control de las compañías. A partir de entonces parece hacerse más regular el proceso de autorizaciones. En los listados del Ministerio se puede observar incluso que en 1975 y aún después, son autorizadas compañías que funcionaban anteriormente a esa fecha (el contenido del Decreto se comentará más adelante). Finalmente, en el año 1979 se crea la Dirección de Armas y Explosivos del Ministerio de Relaciones Interiores que pasa a encargarse desde entonces de todo lo referente a las Empresas de Seguridad. En 1972 se había creado la División de Armas y Explosivos.
Del artículo “Lupa con esos cachos” publicado en la Revista Feriado (El Nacional, 28-
1-1996), firmado por Juan Barreto, se puede extraer un listado de casos que atienden los investigadores privados:”amores traicionados de todo tipo (60% de los clientes son mujeres, 30% hombres y 10% indefinidos); niños y adolescentes desaparecidos; madres que mandan vigilar niñas para saber si son vírgenes o a los varones para saber si realmente lo son; empresas que mandan seguir a sus ejecutivos en los viajes de negocios para saber con quiénes se reúnen; fieles que mandan a investigar la vida de los religiosos; corporaciones que sufren hurtos; espionaje industrial; recomendaciones a compañías que quieren preservar secretos; cangrejos policiales”.
Para mediados del año 1997, habían en Venezuela 522 Empresas de Seguridad. Estas cifras no incluyen, evidentemente, las llamadas compañías “piratas”, que según declaraciones del actual Director de Armas y Explosivos, Coronel César Loaiza son aproximadamente 200 (El Nacional, 9 de septiembre de 1996, p. D8).
Aun así, podemos afirmar que estamos ante una poderosa industria que dispone de un verdadero ejército armado, realizando las más diversas funciones de vigilancia, que maneja millones, que han constituido verdaderos “holdings” de empresas, algunas de ellas conectadas con capital transnacional.
Cabe señalar que las Empresas de Seguridad Privada funcionan dentro de la lógica capitalista. La investigación permitió constatar que los empresarios, además del capital de sus clientes, defienden el suyo propio con fiereza, contando para ello, con la Cámara
Nacional de Protección y Vigilancia -CANAVIPRO- afiliada a FEDECAMARAS y
CONSECOMERCIO, agrupaciones con las que mantiene estrechos nexos.
La realidad de los trabajadores de Seguridad Privada.
En la actualidad se estima que los trabajadores de Seguridad Privada podrían ascender a más de un 3% de la fuerza laboral del país, es decir, considerando que la misma al año 2010 alcanza los 13 millones, entonces estamos hablando de más 300 mil trabajadores. Pero ¿En cuales condiciones?
1.- No tienen un estatuto legal que rija estrictamente el funcionamiento de dichas empresas.
2.- Trabajan más de 8 horas, 12 para ser más exactos, aun cuando la ley les estipula once, diariamente y de paso con un solo día libre a la semana, sumando más de 60 horas cada 7 días. Para rematar, en la Ley del trabajo vigente no existen medidas correctivas inmediatas al respecto.
3.- Los salarios en casi su totalidad, superan levemente el mínimo, siendo un trabajo de alto riesgo, alternado con guardias nocturnas, obligados en muchos casos a “redoblar” sus guardias, por no perder el puesto.
4.- No reciben en su mayoría los cursos que establece la ley.
5.- Abundan las compañías Piratas.
Este punto cinco, obliga a una reflexión particular. Como expliqué anteriormente, habría más de 300 mil trabajadores en el área “armados”. Todo un ejército. Entonces, si se conocen de la existencia de empresas Piratas, ¿Cómo garantizar muchas de esas empresas no sean compañías camuflajeadas y dirigidas desde el imperio? Véanse en párrafos anteriores que Canavipro, fue promocionada por Fedecamaras y Consecomercio.
Reconocimiento: Los datos históricos fueron tomados de un trabajo de investigación titulado “Servicios de Seguridad Privada en Venezuela”, del Centro de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello, del año 1998. A los autores, investigadores, entrevistadores, asesores o cualquier persona relacionada con dicho proyecto, agradezco muy cordialmente los aportes.
Orígenes Internacionales
La seguridad en manos privadas está estrechamente relacionada con el desarrollo de la sociedad industrial. El crecimiento de la población y la urbanización determinaron la necesidad de crear un aparato de vigilancia vinculado a la organización civil y económica de la sociedad. Por ello es que en 1829, fue creado el servicio metropolitano de la policía de Londres para unificar, los dispersos cuerpos existentes en Inglaterra que en muchos casos se constituían por entes privados como las asociaciones de terratenientes, gente de fortuna o personas contratadas por ellos.
En U.S.A. se crearon asociaciones similares hacia 1840. Según Makonen, citado por Gabaldón, el siglo XIX se caracterizó como el de la organización y expansión de los Servicios Policiales en EEUU para afrontar el problema de las “clases peligrosas”, es decir el proletariado, básicamente migrante, creado por la Revolución Industrial (Gabaldón, 1987).
Según Johnston, estas asociaciones surgieron y se desarrollaron en una época en la cual la Justicia Estatal se consideraba ineficiente y arbitraria. Así lo que se conocería como “Vigilantismo”, creado alrededor de 1767, y vigente hasta cerca de 1910, sería una respuesta parecida a los problemas de la Justicia Estatal, siendo que en todas las asociaciones de vigilantes, los líderes eran las personas más adineradas de la comunidad.
La industria de la seguridad privada empieza alrededor de 1850, con la creación de las primeras alarmas, mercandeándose tanto en Inglaterra como en E.E.U.U; cuando Allan Pinkerton (quien dio nombre a lo que hoy es una poderosa compañía) formó un grupo de vigilantes privados para suplir las limitaciones de la policía oficial en el área de Chicago. Esa organización se vio envuelta, durante la Guerra de Secesión, en actividades de espionaje en favor de la Unión, así como en la intimidación y ruptura de huelgas obreras - llegando a disolver 77 huelgas- incluso mediante violencia mortal (Gabaldón, 1987).
Para Becker, citado por Ocqueteau (1986), el empleo de las policías privadas en la sociedad contemporánea debe considerarse una extensión lógica de auto-ayuda institucionalizada en diferentes grados, una respuesta civil a los problemas comunitarios, habiendo el Estado fallado en su misión de proteger al ciudadano. La aparición de la policía privada se explicaría por el proceso de degradación de las relaciones entre el ciudadano y la policía pública.
Otras teorías se concentran en el rol de las policías privadas en la formación de las sociedades capitalistas. Así los criminólogos radicales norteamericanos, partiendo del paradigma del materialismo histórico, revisado y corregido por Althousser, Poulantzas y Milliband, intentaron reconstruir la historia policial anglosajona a la luz de su instrumentación capitalista.
Además, Spitzer y Scull (1977) examinaron las relaciones entre la policía privada y el desarrollo de la economía capitalista, constituyendo tres etapas en el proceso de “privatización del control del delito”. En la fase del capitalismo, se trata de combatir las ideas socialistas reprimiendo el sindicalismo. Otro autor de nombre Gustavo Adrián Herbel (1993) hizo un análisis del marco socio-económico en que surgen nuevas formas de control social, entre las cuales estarían los grupos de exterminio y las corporaciones de protección privada.
Orígenes nacionales
El 10 de octubre de 1958 se crea la primera empresa de vigilancia en el país: Serenos Asociados, fundada por Guillermo Penso y Martín Gornés, (de nacionalidad cubana); luego, Gornés vende su parte a Ramón Montero, empleado de la empresa, razón por la cual éste aparece como uno de los pioneros de la Seguridad Privada en Venezuela. Comenzaron con ocho hombres y a finales de los 90 contaba con 3.000 vigilantes. Para el 17 de octubre del mismo año se constituye otra empresa denominada Servicio PanAmericano de Protección, dedicada al transporte de valores, fundada por Luis Del Pino (también cubano). En agosto de 1963, Nelson Dao funda la empresa Transporte de Valores Caribe, C.A. (TRANSVALCAR). Más tarde se funda Venezolana de Seguridad y Vigilancia (VESEVICA) y en octubre del mismo año Guillermo Penso crea Serenos Metropolitanos. En el año 1966 surgen tres compañías, Guardianes Privados, S.A., (el 12 de abril), VIPRICA, (el 5 de agosto), fundada por Santos Gómez, ex-Director de la Digepol y la compañía de Serenos Industriales y Comerciales, SERINCO (el 23 de octubre), creada por Carlos Cifuentes. Según el testimonio de Ramón Montero cuando surgió Serenos Asociados, en virtud de que no había regulación alguna, las prefecturas concedían a los vigilantes privados, carnets ad-honoren de la policía con lo cual podían usar escopetas.
Franklin Chaparro (1980) opinaba que la expansión del mercado de la Seguridad Privada, verificada en la segunda mitad de la década de los 60, se debe a “la gradual transformación de la población rural hacia la urbana, el crecimiento desordenado de nuestras ciudades y el auge de la guerrilla”. Algunos de los empresarios entrevistados, quienes por razones históricas o familiares están ligados a empresas pioneras (Ramón Montero, Andrés Olavarría y Santos Gómez), atribuyen a este último factor, aunado a la incapacidad del Estado para brindar seguridad, el nacimiento y proliferación de empresas en aquel momento, pero, si se considera que la primera empresa se funda en el año 1958, más precisamente el 10 de octubre, es decir a escasos nueve meses de la caída de Pérez Jiménez, no se puede atribuir su surgimiento “al hampa desbordada”, a la “pavorosa inseguridad”.
El 7 de junio de 1966, cuando existían solo seis empresas, Raúl Leoni, considerando que era necesario “por razones de orden público regular el funcionamiento de las empresas de vigilancia privada”, firma el Decreto 559, a partir del cual se concentra en el Ministerio de Relaciones Interiores las atribuciones de autorizar y supervisar el funcionamiento de las empresas en cuestión. En el año 1973, tiene lugar una experiencia pionera de formación de personal de seguridad. Se trata del Instituto Venezolano de Estudios Criminológicos (IVEC), que tenía dos grandes áreas; la criminológica y el área de seguridad integral, dentro de la cual se creó la Escuela de Vigilancia y Transportistas de Valores. El cuerpo de profesores estaba integrado por connotados personajes del mundo policial -José Gabriel Lugo Lugo, Remberto Uzcátegui, Jack Castro, Fulvio Parodi, Fermín Mármol León- y académico -Orlando Contreras Pulido, Francisco Canestri, Adán Febres Cordero. El 21 de junio de 1974, once Compañías de Seguridad Venezolanas se reúnen y fundan la Cámara Nacional de Vigilancia y Protección-CANAVIPRO, con la intención de conformar un marco institucional para estas empresas y defender sus intereses.
El 14 de enero de 1975, Carlos Andrés Pérez decreta el “Reglamento de los Servicios
Privados de Vigilancia, Protección e Investigación” (Decreto 699), que mantiene en el
Ministerio de Relaciones Interiores las atribuciones de autorización y control de las compañías. A partir de entonces parece hacerse más regular el proceso de autorizaciones. En los listados del Ministerio se puede observar incluso que en 1975 y aún después, son autorizadas compañías que funcionaban anteriormente a esa fecha (el contenido del Decreto se comentará más adelante). Finalmente, en el año 1979 se crea la Dirección de Armas y Explosivos del Ministerio de Relaciones Interiores que pasa a encargarse desde entonces de todo lo referente a las Empresas de Seguridad. En 1972 se había creado la División de Armas y Explosivos.
Del artículo “Lupa con esos cachos” publicado en la Revista Feriado (El Nacional, 28-
1-1996), firmado por Juan Barreto, se puede extraer un listado de casos que atienden los investigadores privados:”amores traicionados de todo tipo (60% de los clientes son mujeres, 30% hombres y 10% indefinidos); niños y adolescentes desaparecidos; madres que mandan vigilar niñas para saber si son vírgenes o a los varones para saber si realmente lo son; empresas que mandan seguir a sus ejecutivos en los viajes de negocios para saber con quiénes se reúnen; fieles que mandan a investigar la vida de los religiosos; corporaciones que sufren hurtos; espionaje industrial; recomendaciones a compañías que quieren preservar secretos; cangrejos policiales”.
Para mediados del año 1997, habían en Venezuela 522 Empresas de Seguridad. Estas cifras no incluyen, evidentemente, las llamadas compañías “piratas”, que según declaraciones del actual Director de Armas y Explosivos, Coronel César Loaiza son aproximadamente 200 (El Nacional, 9 de septiembre de 1996, p. D8).
Aun así, podemos afirmar que estamos ante una poderosa industria que dispone de un verdadero ejército armado, realizando las más diversas funciones de vigilancia, que maneja millones, que han constituido verdaderos “holdings” de empresas, algunas de ellas conectadas con capital transnacional.
Cabe señalar que las Empresas de Seguridad Privada funcionan dentro de la lógica capitalista. La investigación permitió constatar que los empresarios, además del capital de sus clientes, defienden el suyo propio con fiereza, contando para ello, con la Cámara
Nacional de Protección y Vigilancia -CANAVIPRO- afiliada a FEDECAMARAS y
CONSECOMERCIO, agrupaciones con las que mantiene estrechos nexos.
La realidad de los trabajadores de Seguridad Privada.
En la actualidad se estima que los trabajadores de Seguridad Privada podrían ascender a más de un 3% de la fuerza laboral del país, es decir, considerando que la misma al año 2010 alcanza los 13 millones, entonces estamos hablando de más 300 mil trabajadores. Pero ¿En cuales condiciones?
1.- No tienen un estatuto legal que rija estrictamente el funcionamiento de dichas empresas.
2.- Trabajan más de 8 horas, 12 para ser más exactos, aun cuando la ley les estipula once, diariamente y de paso con un solo día libre a la semana, sumando más de 60 horas cada 7 días. Para rematar, en la Ley del trabajo vigente no existen medidas correctivas inmediatas al respecto.
3.- Los salarios en casi su totalidad, superan levemente el mínimo, siendo un trabajo de alto riesgo, alternado con guardias nocturnas, obligados en muchos casos a “redoblar” sus guardias, por no perder el puesto.
4.- No reciben en su mayoría los cursos que establece la ley.
5.- Abundan las compañías Piratas.
Este punto cinco, obliga a una reflexión particular. Como expliqué anteriormente, habría más de 300 mil trabajadores en el área “armados”. Todo un ejército. Entonces, si se conocen de la existencia de empresas Piratas, ¿Cómo garantizar muchas de esas empresas no sean compañías camuflajeadas y dirigidas desde el imperio? Véanse en párrafos anteriores que Canavipro, fue promocionada por Fedecamaras y Consecomercio.
Reconocimiento: Los datos históricos fueron tomados de un trabajo de investigación titulado “Servicios de Seguridad Privada en Venezuela”, del Centro de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello, del año 1998. A los autores, investigadores, entrevistadores, asesores o cualquier persona relacionada con dicho proyecto, agradezco muy cordialmente los aportes.
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