¿POR QUÉ ESPECULAS?



 
El fenómeno de la especulación en Venezuela, tiene sus adeptos ejecutores. Estos provienen de todos los estratos sociales y cada cual, características propias y comunes. De ahí que para identificarlos, podemos dividirlos en tres grupos: El Macro Especulador, el Especulador Medio y el Micro Especulador.

Eran muchos y les parió la abuela.

El Macro Especulador, tiene mucho dinero e influencias. Pertenece al tope de las clases sociales, lo cual señala que no tiene necesidades económicas, es decir, especula por razones estrictamente políticas. Posee grandes empresas, goza con su capacidad de obtener altas sumas de divisas, además de acaparar y ejecuta a placer, el terrible hábito de corromper funcionarios para sus fines.

“…Nosotros especulamos, pero damos empleo…”

El Especulador Medio, generalmente se encuentra entre los profesionales y comerciantes. De todos, el que más se queja de la situación económica; es inconsciente porque no percibe que su “status” se soporta en la liquidez que hay en la calle. Viaja y se queja, compra vehículos y viviendas del estado y se queja, compra de caleta en Mercal o PDVAL y se queja, va al CDI y se queja. Es particularmente desalmado, especialmente cuando su profesión es la medicina, vocifera no querer nada gratis porque no dará nada gratis. Si es comerciante, lleva doble contabilidad (la del seniat y la especuladora), contradictoriamente con su formación académica es el más mediatizado (victima favorita de la Mass Media).

Nunca serás un Amo del Valle; ellos no te aceptan, ni te aceptarán.

Por su parte, El Micro Especulador es un eco de los anteriores. Los podemos evidenciar en un Taxista, capaz de no hacer una carrerita por no rebajar 10 bolívares (En el edo. Aragua la tarifa mínima es 60, en San Antonio de los altos, edo. Miranda, 30, contradictorio ¿No?); el caso de los buhoneros, cuyos precios suelen ser iguales o superiores al comerciante formal; la bodeguita de la esquina, que tiene “la palanca” de conseguir los productos acaparados para venderlos a precios exorbitantes. Además, siempre están mal encarados, dispuestos a regalar gritos y ofensas. Utilizan una frase que más bien parece un slogan “es que la vaina esta jodia”.

Pueblo exprimiendo a Pueblo, el colmo de la miseria.

En cualquiera de los casos descritos anteriormente, podemos notar algunos rasgos, muy propios de las clases sociales. Es fácil deducir que logran impactar a toda la población, de manera negativa. Consientes o no, están expuestos a que se les cierre su negocio, le impongan fuertes multas, perder su carrera profesional y hasta ser llevados a prisión. Todo ello, permite concluir que en todos los casos están dotados de una característica despreciable: Y es que son, la última palabra del libro “El coronel no tiene quien le escriba”.

Gabo, recreaste mi infancia y juventud con tus letras.

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