DÍA DE LA MADRE Y DE LORENZO MENDOZA




No tengo dudas de que las Madres son merecedoras, salvo muy contadas excepciones, del mayor festejo con el que pueda honrárseles, además del segundo domingo de Mayo como tradicionalmente se hace, de todos los días del año, siendo que las mismas se dedican a sus hijos sin esperar una hora específica, o mes, o año. Simplemente, siembran en ese tiempo sempiterno, el amor que nos alimenta y que permite sacar lo mejor de nosotros mismos para también brindarlo al prójimo.

Felicitaciones en sus 365 días del año, todos los años.

En ese sentido y durante mucho tiempo, se ha discutido sobre la celebración de algunos días como instrumentos del capitalismo que se han creado esencialmente para incentivar al consumo de productos determinados, relacionados con el o la festejada. En el caso de las Madres, se observa como la mayoría del pueblo sin importar credos o ideología política, se desboca por visitar a su progenitora, hacerla de un obsequio, llenarla de atenciones y dulces recuerdos.

¿La trampa de las tradiciones?

Pero, es poderosamente llamativo que en medio de tan merecido reconocimiento, siempre se vincule la tomadera de caña (sin intención de ser puritano), con especial predilección sobre las cervezas que produce Lorenzo Mendoza en sus empresas. Por un día, seas de la Revolución o Masjunche, se olvida el saboteo económico, el decreto de Obama y se abarrotan las licorerías como si nuestras Madres, nos hubiesen inculcado a ser dependientes del alcohol.

¿Aceptamos sin más, el binomio alcohol-celebración?

Cualquiera pudiese esgrimir que por cuestiones ancestrales, las celebraciones se realizan en medio de bebidas estimulantes, osea, que lo llevamos en nuestros genes. Aun así, es muy difícil encontrar alguna Madre feliz de que cada año, en el día que más se les recuerda, la cosa se convierta en una jerga que de igual peso a una buena comida, un buen regalo y por supuesto, a una buena porción de bebidas alcohólicas.

¿Quién es el gran ganador?

En todo este revoltijo de emociones, costumbres, tradiciones y sentimientos puros, en medio del tema de Julio Jaramillo “Madrecita”, los consumidores Revolucionarios y Masjunches se acaban hasta el hielo. Mientras tanto, Lorenzo Mendoza a bolsillos llenos, observa y se ríe. No dudo que en su interior, donde no hay testigos dirá ¡¡¡Que Viva la Revolución!!!  Y por supuesto, el Día de las Madres.

A lo hecho pecho… pero se puede cambiar.

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