EL AÑO QUE VIENE
Todo indica que el gobierno
nacional, pasó eximido el examen más difícil de todos desde1998, dejando como
saldo irrefutable una constancia inequívoca de solidez institucional, la
fortaleza de la unión cívico-militar, la vocación pacífica de la mayoría del
pueblo y también, la sabiduría de los constituyentes al elaborar nuestra carta
magna.
Con esto, no intento ponderar los
niveles de aceptación del gobierno, sino la audacia que tuvo para levantarse de
una caída fuerte y reconvocar a su militancia, a la par de ir retomando el
control de la economía a paso muy lento, pero suficientemente sólido.
En este contexto, saldremos el
año próximo encampañados a enfrentar dos difíciles contiendas electorales, gobernaciones
y alcaldías, partiendo del hecho que si fuesen ahora mismo, perderíamos el 70 por
ciento o más de las disputas regionales y municipales, causado además de la
emboscada económica que estamos sufriendo, por la ineptitud de muchos
gobernantes y burgomaestres para apoyar al pueblo.
El diagnóstico reflejado, no
parte de un análisis pesimista, no. Parte más bien de un escenario sincero,
desde el cual debemos comenzar las estrategias para evitar que se materialice y
el llamado es a iniciarlo urgentemente, con todas las fuerzas políticas que
tengamos al alcance.
Esta coyuntura, requiere de la
participación orgánica de todos los partidos del Gran Polo Patriótico,
entendiendo que el trato debe ser como iguales independientemente de su tamaño,
tomando como principio que las guerrillas también debilitan al enemigo, haciendo
una analogía guerrerista.
Sin embargo, el símbolo característico
de algunos factores políticos decisores de la Revolución, ha sido insistir en
ser hostiles contra las fuerzas aliadas, demostrando con ello la incomprensión
del momento histórico y por lo tanto absoluta inmadurez, al colocar intereses
personales por encima de los intereses colectivos, pretendiendo que se haga
silencio cómplice ante tal nefasta actitud.
Por lo tanto, invitamos a dejar
de un lado el sectarismo y las zancadillas, pues de nada vale que critiquemos e
incluso nos burlemos del archipiélago ideológico de la derecha, si puertas adentro
se hace igual o peor. Cabe recordarle a la gente de memoria diminuta, que el pueblo
se cansó de las demagogias.
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